10:00 a 11:30
La revolución de las hormonas
Un encuentro de Sara Bertrand con profesores, mediadores sociales y culturales de San Cristóbal
Hablemos de jóvenes y literatura… ¿Cómo se construye un imaginario, una estética? Cómo compone un adolescente su manera de ver y pensar. Específicamente, cómo acomoda el adentro y afuera esa joven o muchacho de un país latinoamericano, europeo, africano o asiático, en otras palabras, una joven o muchacho de esta era global de fronteras plásticas; salir de casa, ir más allá del territorio, cruzar el mar, el desierto, una pulsión tan juvenil, hoy explota en miles de direcciones.
Los anhelos adolescentes nunca antes llegaron tan lejos. Vivimos esa era que describió David Bowie, desconociendo la magnitud del impacto que causa internet, habitando la punta de un iceberg, “a los pies de un abismo vibrante y aterrador”. El mundo se expande y repliega, porque la nuestra es una era individual, no colectiva. Las luchas de quienes quisieron cambiar el mundo en décadas pasadas fueron sustituidas por desarticulados fuegos que se encienden y apagan con la facilidad con que entra el mar y se retira. Peleas que se libran en la calle o en las redes, pero que, así como aglutinan, separan, incapaces de modular un discurso colectivo y dar cuerpo a sus demandas. A cada rato olvidamos qué queremos, qué seres humanos deseamos exaltar, qué personas pretendemos ser en medio de esa red y a la que libremente le donamos nuestra intimidad. Y ahí está nuestra joven o muchacho, están los muros de alambre púa y los corredores armados entre países con militares buscando, buscando, la grieta, lo podrido, el enemigo tiene la imagen del migrante o refugiado, un cancerbero niño-niña-joven-muchacho, amenaza, al fin y al cabo. La era del voyerismo, del smart-tech, es una era de parias y navegamos en la soledad de nuestros celulares, en el silencioso metro cuadrado de audífonos y pantallas planas. […]
Una obra de arte, especialmente una obra literaria, nos invita a una conversación íntima y entabla con cada uno de nosotros una relación directa, sin intermediarios, dijo Joseph Brodsky en su discurso de aceptación del Nobel de Literatura. Brodsky, al igual que los adolescentes y jóvenes, supo de exilio. Anduvo fuera de casa, lloró, sufrió y escribió. La literatura es un refugio, un espacio de palabras habitables. Nuestra cobija o cuarto propio, como describió Virginia Woolf. Nuestra conversación. Y nuestra joven o muchacho sueña con descubrir sus porqués, comerse el mundo, cambiarlo de raíz o largarse simplemente. Solo la juventud tiene esa pulsión maniaca, maravillosa capacidad de alucinación.
Remitámonos a nuestra juventud. A esa adolescencia difícil, al papel que jugó el discurso materno en nuestros imaginarios, porque las madres desean que sus hijos estudien, que sorteen las complejidades, que no alcen la voz, que ordenen su pieza, que ayuden en casa, que sean mujeres u hombres hechos y derechos, lo que sea que esto signifique en palabra de las madres. La lengua materna es poderosa y nuestra chica o chico, construye desde ahí. Menuda tarea. No es fácil construirse en la diferencia, porque ellos anhelan algo distinto. Nuestra joven o muchacho busca esa fisura. No sé si la Literatura se ocupa de la normalidad, pero claramente se hace cargo de los casos difíciles, tiene esa capacidad: ir directo a la herida. No a la cicatriz, ese deglutido individual con el que cada uno tendrá que vérselas el resto de su vida, sino a la sangre, al momento preciso en que recibimos el golpe que nos arqueó la espalda. Y a nuestra joven, nuestro muchacho, le gusta leer porque los libros muestran el dolor sin vendajes. Lee sin antibióticos. La literatura le da la posibilidad de acercarse a otras vidas, otras heridas y construir a partir de ahí.
Conversación con
Sara Bertrand
Casa San Cristóbal (Madrid)
12:00 a 14:00
La revolución de los libros
Un encuentro de jóvenes de San Cristóbal con Bruninho
Bruno Souza tiene 26 años, es de São Paulo, Brasil. Bruninho actúa como Agente de Desarrollo Comunitario en los territorios de Parelheiros y M’Boi Mirim, extremos de la Zona Sur de São Paulo – SP. Sus habilidades en lectura, síntesis, comunicación, trabajo en equipo, diálogo intergeneracional lo han convertido en un referente nacional en el área del libro, la lectura, la juventud y la defensa de los derechos humanos en las periferias. Graduado en Pedagogía de FEDUC – Facultad del Educador, Derechos Humanos del Instituto Brasileño de Estudios y Apoyo Comunitario (IBEAC), trabaja con jóvenes para promover protagonismo y liderazgo.
En 2018 participó en la Formación de Educadores Sociales – Residencia Social en el Centro Popular para la Cultura y el Desarrollo (CPCD), que se dedica a la implementación y realización de proyectos innovadores, programas integrados y plataformas para la transformación social y el desarrollo sostenible.
En la Biblioteca Comunitaria Caminhos da Leitura, donde trabaja desde hace ocho años, tiene como objetivo promover el acceso a la lectura literaria a través de acciones que fomenten la formación crítica de los lectores, utilizando diversas formas de lenguajes sociales y culturales. En 2014 recibieron el premio Viva Leitura por el Sarau do Terror y en 2015 recibieron el premio Creative Movements.
En el Núcleo de Jóvenes Políticos ha estado siguiendo la fundación de la Organización con el desarrollo de proyectos y actividades en 2016 y recibió el Premio a la Innovación Comunitaria de la Fundación Brasil, ceremonia celebrada en Nueva York.
Cofundador del colectivo Encrespad@s, que trabaja con la formación de docentes y jóvenes para difundir la educación antirracista, con actividades desarrolladas con la Universidad de Sao Paulo (Diversidad, lectura y prácticas pedagógicas en la perspectiva de la Ley 11.645 / 08).
Forma parte de la Red Ashoka en el proyecto Jóvenes Transformadores por la Democracia, que a través de la empatía identifica oportunidades para resolver problemas sociales y anima a más jóvenes a reconocerse como agentes de transformación social y de defensa de la democracia.
Participó en el Panel de Selección de la Categoría HeForShe, del Premio VIVA, del Instituto AVON, en 2019, que seleccionó las mejores iniciativas comprometidas por hombres para combatir la violencia de género. En 2019 participó en la construcción y elaboración del “Caderno de Inspiração”, que forma parte del Primer Curso de Formación de Jóvenes en el Curso de Itaú Social.
Como Agente de Desarrollo, representó los territorios y acciones en los medios de comunicación que a menudo caracterizan a los jóvenes como desinteresados por la política.
Conversación con
Bruno Souza
Casa San Cristóbal (Madrid)
Participan
Sara Bertrand. Escritora, periodista, formadora. Sus últimas obras publicadas son: “Álbum familiar” (Seix Barral, 2016); “No se lo coma” (Hueders, 2016) y “La mujer de la guarda” (Babel, 2016), que recibió el Premio New Horizons de la Feria de Bolonia 2017.
Bruno Souza. Trabaja en el área social en la región de Parelheiros y Jardim Ângela, en São Paulo. Tiene formación en derechos humanos y mediación de lectura en el Instituto Brasileño de Estudios y Apoyo Comunitario (IBEAC), miembro del colectivo Encrespad@s. Actualmente estudia pedagogía en la FEDUC – Faculdade do Educador.