Entrevista con Laura Romero, finalista del Premio labEmilia 2016 de ilustración

Entrevista con Laura Romero

finalista del Premio labEmilia 2016 de ilustración

Laura Romero Fernandez nació en Madrid, donde hoy vive y trabaja. Compagina su trabajo como ilustradora con el de maestra de infantil. Desde muy pequeña ha dibujado. Estudió Bellas Artes, lo que le permite desarrollar técnicas y encontrarse a través del arte.

Aunque haya estado toda su vida dibujando, “es cierto que como ilustradora profesional se puede decir que mi carrera es joven”, explica.

Laura es autora de El niño que fue pastor de bolas de nieve, proyecto finalista del Premio LabEmília de Ilustración. Dice que habiendo estado años trabajando en un campo ilustrativo muy digital tenía inquietud por volver a “mancharme las manos”, y así es cómo el álbum El niño que fue pastor de bolas de nieve fue tomando forma visual tal y como lo vemos hoy.

…tenía inquietud por volver a “mancharme las manos”.

Vida de ilustradora

Realmente desde muy pequeña he dibujado. A todas horas estaba con los colores en la mano y cualquier escena o situación que hubiera vivido quería plasmarla en el papel. Recuerdo que mi abuelo guardaba todos los dibujos en una carpeta y algunos son de cuando era verdaderamente pequeña.

Me gustaba contar historias dibujadas, me inventaba cuentos y creaba personajes. Y así pasé mis años, dibujando en casa, dibujando en el colegio y dibujando incluso en las servilletas de las cafeterías. Más tarde estudié Bellas Artes y seguí creando dibujos, pero esta vez pude desarrollar técnicas donde me fui encontrando a través del arte. Así que realmente no puedo decir que me convirtiera en ningún momento…. puedo casi decir que nací y crecí ilustrando, solo que al igual que yo crecía, lo que yo creaba también maduraba y cambiaba conmigo.

Los proyectos

Aunque haya estado toda mi vida dibujando, es cierto que como ilustradora profesional se puede decir que mi carrera es joven. He trabajado en empresas donde los proyectos creativos formaban parte de ideas globales de marketing y publicidad, dirigidas hacia un público que no siempre era el infantil o juvenil. Hasta que hace unos años comencé a materializar un proyecto que llevaba teniendo en mente hacía tiempo y lo hice en forma de álbum ilustrado. Realicé texto e ilustraciones y en él comencé a experimentar otros campos de la ilustración. En este álbum me abrí a experiencias plásticas con las que ya había trabajado en la facultad de Bellas Artes, y las fui introduciendo en mis nuevas ilustraciones.

Habiendo estado tantos años trabajando en un campo ilustrativo muy digital tenía ahora muchísima inquietud por volver a “mancharme las manos” y hacer ilustraciones con materiales físicos, pigmentos…técnicas rústicas y antiguas. Y así es como el álbum El niño que fue pastor de bolas de nieve fue tomando forma visual tal y como lo vemos hoy.

Fuentes de inspiración      

Los niños, sin duda. Desde hace algunos años compagino mi trabajo de ilustradora con el de tutora de infantil. El estar tan cerca de los niños me ha regalado el poder observarles de cerca y vivir cómo ven ellos el mundo. El pasar mi día a día con ellos me permite verles con un grandísimo respeto y admiración. Es cierto que ellos me inspiran a la hora de traducir en imágenes hechos cotidianos de la forma más sencilla, pura y a la vez profunda.

Siempre me ha fascinado poder llegar a plasmar un concepto complejo, íntimo y a veces abstracto en la imagen más sencilla posible. Siempre me he sentido atraída por la imagen visual que trasmite mucho en pocas líneas. Y convivir con niños te regala esos momentos, puedes ver ese choque entre su visión y la del adulto y puedes llegar a lo esencial o simplemente lo invisible, pero verdaderamente transformador.

Lecturas

Acabo de terminar de leer Atrapa el pez dorado, escrito por el cineasta David Lynch. Siempre me ha apasionado su cine y cómo consigue narrar las historias tan estéticamente. En este libro cuenta personalmente cuál es su método de trabajo y cómo llega a atrapar las ideas clave, así cómo nadar en su creatividad. También he estado inmersa en la lectura juvenil de Las crónicas de Wildwood, de Colin Meloy e ilustrado por Carson Ellis. Las ilustraciones de Ellis me parecen bellísimas. Además, he leído, releído, visto y revisto A child of books, de Oliver Jeffers y Sam Winston.

Finalista del Premio LabEmilia

Agradecida al equipo de Laboratorio Emilia, que ha valorado tantísimo mi trabajo y feliz de que este proyecto, al que tengo mucho cariño, haya llegado a conmover y pueda ser conocido por el público. Sin duda es un reconocimiento a mi trabajo y me siento emocionada por poder mostrar una parte de mi a través de él.

El niño que fue pastor de bolas de nieve

Realmente este proyecto nació hace ya algunos años y, aunque la historia era la misma, el concepto visual era casi puramente digital. Y se quedó durmiendo durante algún tiempo. Fue entonces, en el 2016, cuando lo desperté y quise retomarlo desde una perspectiva plástica diferente. Comencé a trabajar de una manera más coherente entre historia e imagen, así como las claves de lectura y la técnica ilustrativa. Experimenté mucho la técnica hasta llegar a los efectos visuales que quería. También elaboré un trabajo muy cuidado entre las claves de lectura y lo que la imagen al final iba a trasmitir al espectador. Todos los fondos de las ilustraciones están realizadas con tintas de estampación y superpuestas hasta llegar a las texturas deseadas. Quería que el conjunto de cada página fuera casi como un cuadro abstracto donde cada mancha de color, luz o sombra están pensadas y justificadas en el lienzo. He buscado composiciones equilibradas que ayuden a la lectura visual. Quería que Martín, el niño que fue pastor de bolas de nieve, se moviera en estos escenarios, que contrastara su definición y viveza con la de la atmósfera indefinida y solitaria. En este álbum quiero hablar de la grandeza de lo pequeño, de lo sencillo. La grandeza del “aquí y ahora”. Pretendo plasmar la visión del niño cuando mira a su alrededor. El entusiasmo y capacidad de vivir el presente que tienen los niños. Esta capacidad hace que cuando se sumergen en un acontecimiento todo lo de alrededor se difumina, pierde presencia… todo el escenario que le rodea se aísla de ellos, convirtiéndose en abstracto. Y esto lo podía conseguir a través de paisajes solitarios, donde Martín llenara la inmensidad con su presencia.

Es un álbum ilustrado donde el niño disfruta la historia e lustraciones de una manera muy personal y a la vez el adulto vive una bella experiencia plástica en cada página.

Estoy muy contenta con el resultado. Siento que conecto mucho con la historia y lo que se esconde detrás de ella. He disfrutado mucho haciendo estas ilustraciones y me he manchado mucho las manos. Además, cada vez que lo miro, me recuerda que estoy aquí y ahora.

Futuro

Pues ahora mismo estoy en la primera fase de un nuevo proyecto de álbum ilustrado donde doy un nuevo paso en el método y técnica. Al igual que en El niño que fue pastor de bolas de nieve, he elaborado el texto y ahora mismo estoy experimentado mucho con las primeras ilustraciones. Va a ser un álbum muy fresco y muy cercano. Combino varias técnicas, no me he limitado a la pintura. Esta vez he querido darme más libertad jugando con la fotografía y los escenarios reales conviviendo con la pintura y técnicas de ilustración más tradicionales. Espero pronto tener imágenes definitivas para darlo a conocer.